domingo, 28 de abril de 2019
Reseña, ÁGORA
By https://razonamientocuantitativo17.blogspot.com/abril 28, 2019ÁGORA, CEID, MultiMedia
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Alejandría. En el año 391 d. C. Egipto se encontraba bajo el dominio del ya decadente Imperio Romano, mezclándose en las calles de la ciudad diferentes culturas y religiones, y donde destacaba como la filósofa más importante del momento, la también matemática y astrónomo Hipatia a cuyas clases acudían personas de diferentes lugares.
Es un momento de grandes debates entre cristianos y paganos, los cuales tenían su centro en el Serapero, donde se ubicaba la nueva biblioteca de Alejandría.
La pujanza del cristianismo y sus excesos hacen que las autoridades paganas se empiecen a plantear la necesidad de dar una lección a sus atrevimientos y violencia, por lo que deciden atacarlos haciendo que mueran muchos cristianos, que, tras la sorpresa se convierten en atacantes, siendo más numerosos y obligando a sus atacantes a refugiarse en la biblioteca donde son asediados.
Las autoridades romanas acuerdan perdonar a los paganos cuya salida permitirán, pero acordando a cambio que los cristianos puedan acceder a sus templos, que son destruidos, incluido el Serapeo y su biblioteca que es destruida.
Davo, esclavo de Hipatia, enamorado de ella, se une al nuevo poder emergente tras ser liberado por esta tras comprobar sus deseos hacia ella. Se convertirá en uno de los temibles parabolanos que vigilan la ortodoxia en el obrar y el vestir apoyados por el obispo Cirilo, dispuesto a acabar con los no católicos.
Los parabolanos, una vez apartados los paganos del poder hostigan a los judíos, provocando la reacción de estos que acaban con un grupo de parabolanos, lo que supondrá la expulsión de los judíos de la ciudad.
Llega entonces a la prefectura de Alejandría, tras convertirse al cristianismo, Orestes, antiguo alumno de Hipatia, de la que estuvo enamorado y a la cual pide consejo a menudo.
A través de su amigo, el obispo Sinesio de Cirene, también alumno de Hipatia, Orestes trata de someter a Cirilo a su autoridad. Pero será el obispo quien exija a Orestes acatamiento de la doctrina de la iglesia en toda su extensión, incluida la sumisión de las mujeres, por lo que le pide que acabe con la pagana Hipatia a lo que Orestes se niega, provocando la ira de los parabolanos, uno de los cuales, Amonio lo apedrea, lo que hace que sea ajusticiado, nombrándolo Cirilo mártir y santo.
Tratando de evitar más problemas Orestes y Sinesio de Cirene tratan de convencerla de que se bautice, a lo que ella se niega, pues en su ser está el dudar.
Hipatia vive al margen de temas espirituales, centrada y obsesionada con la resolución del tema del heliocentrismo, llegando a la conclusión de que la tierra podía moverse en forma de elipse lo que explicaría que, pese a moverse la tierra los objetos no se desplazaran.
Pero los amigos de Amonio deciden vengarse de Orestes atacando a Hipatia a la que llevan hasta la catedral, donde la desnudan con intención de lapidarla.
Antes de ello su antiguo esclavo Davo le evita el sufrimiento acabando con su vida haciendo creer a sus compañeros que se ha desmayado por el miedo.
Película AGORA. Completa en Español.
domingo, 21 de abril de 2019
Si me Olvidas, Te Olvido
Si me Olvidas, Te Olvido
Por: Un lector de la Calle
Nuestras proximidades con la memoria fluctúan entre dos mitos: el de los lotófagos descritos por Homero en 'La
Odisea', aquel pueblo que lo olvidaba todo debido a su costumbre de ingerir las
hojas del loto, y el memorioso Funes del relato borgiano, condenado a recordar
a perpetuidad hasta el más mínimo detalle de cuanto le acontecía. Ambos
extremos igualmente dañinos en la vida personal tienen también su reflejo en
dos actitudes colectivas, de un lado la que encomienda al olvido la resolución
de los conflictos presentes y pasados, y de otro la que consagra la memoria
histórica como condición injustificable para la construcción de una sociedad
justa y decente. Probablemente hoy sea esta última la más prestigiada, y no sin
buenos motivos. Fue Jorge Santayana quien aludió al principal de ellos en
un enunciado célebre publicado en ‘La razón en el sentido común’: «Los que no
pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo».
Pero ¿y si la sobrevaloración de la
memoria ocasionara más daños que beneficios? En las sociedades implicadas en
procesos de retrospección como la nuestra, el solo hecho de poner en duda la
primacía moral del recuerdo sobre el olvido es motivo de sospecha. Por lo
general, se tiende a pensar que quien propone pasar página para que la vida siga
está guiado por el interés personal para encubrir unos hechos que le perjudican
o lo delatan, o que de esa manera intenta perpetuar una situación favorable
para su ideología o su opción política. Como estos, son varios casos que no
son, por cuestiones de espacio, aquí relacionarlos todos. Sin embargo, las
dolorosas consecuencias del pasado histórico convertido en obsesión, hacen
pensar en la ignominiosa historia, por ejemplo, del uribismo, máxima expresión
de la ultraderecha criolla y capitalista, a quien le resulta imposible hacer un
mínimo gesto de convivencia porque no los deja actuar el olvido como
manifestación del perdón. Ese talante que los caracteriza coincide con la ya manifestada
en nuestro siglo por pensadores como Todorov en ‘Los abusos de la memoria’,
quien, lejos de formular una apología de la desmemoria, propuso mitigar un
frenesí recordatorio que en muchos sitios ha conducido a la asfixia del
enquistamiento en el rencor y al cultivo de enemistades duraderas o de
identidades colectivas sustentadas en el odio.
Si el olvido es una injusticia con
el pasado, la memoria es una injusticia con el presente. En ciertos discursos
ensalzadores del recuerdo se advierte una deliberada confusión entre la memoria
histórica como tal y el afán de no cerrar las heridas del pasado. Un parangón
salta a la vista: ni la academia local ni en la Escuela, recordó el vil el
asesinato del estudiante Jairo Potes Escobar ocurrido el 5 de marzo de 1.966
por parte de un grupo de encapuchados que ingresaron violentamente armados a
las instalaciones del antiguo edificio del Colegio Académico para desalojar a
quienes habían participado en una protesta de 48 horas en solidaridad con
estudiantes del colegio Julia Restrepo de Tuluá.
¿Cómo se pretende entonces que las
actuales generaciones sean más consecuentes con lo que les está tocando ver,
sentir y pasar sino no les hablamos de ese «de dónde venimos ni para dónde
vamos»? Máxime ahora que ronda dentro de los fríos muros del Congreso, el
proyecto para callar conciencias en los salones de clase. Lo dicho hasta aquí
hace pensar que hay un error común que consiste en avivar la memoria histórica
extendiendo al cabo del tiempo el concepto de víctima y el de verdugo a
supuestos herederos, bien familiares, bien ideológicos de aquellos. Lo grave de
este mecanismo de forzada representación no es solo que deforma la realidad que
con el transcurso del tiempo se pretende desvelar, sino que suministra
pretextos para una discordia sin fin en una época de proliferación de memorias
históricas de todo tipo cuando menos atención estamos prestando a la Historia,
menospreciada tanto en la calle como en la política como en las propias esferas
del trabajo con las ideas. No hay excusa alguna para legitimar la ignorancia.
Los hechos del pasado deben ser conocidos, así la historia también sirva para
repetir las peores acciones.
Editorial
En estos momentos ciencia y humanidad – sin humanos - marchan a pasos agigantados y divorciados (nuevos paradigmas en las Ciencias Sociales y Naturales impulsan grupos multidisciplinarios de discusión y reflexión como NEW AGE), la sociedad industrial profundiza los grados de enajenación a la n-ésima potencia, los medios de información en vez de mostrar ocultan, agudizando la crisis de convivencia e interacción, pero además y por si fuera poco, la prisa del hombre moderno lo agobia y lo somete con clavos quizás más afilados que aquellos con que Prometeo fue encadenado a las rocas. En este contexto surge una propuesta, un espacio físico y virtual como estrategia para posibilitar el acercamiento y el dialogo alternativo. AGORA es un periódico mural de y para docentes de la Institución Educativa Académico.
¿Por qué AGORA? El Ágora era
la plaza pública, lugar de encuentro cultural, comercial y político de las
ciudades (polis) griegas.
En el año 2009 Alejandro Amenábar guionista y director chileno
lleva a la pantalla la vida y obra de HIPATIAS
de Alejandría la primera mujer científica. La película AGORA
se hace merecedora a 7 premios GOYA,
siendo a la sazón la más laureada.
La finalidad, por tanto, es visibilizar las reflexiones, cavilaciones, inquietudes y necesidades de los docentes en sus diversas aristas y tendencias.
AGORA tendrá ediciones quincenales en el
mural y en la web. Los escritos tendrán como característica suprema la
objetividad y el respeto profundo no solo de sus objetos de discusión sino de
sus eventuales lectores. Con el tiempo,
se prevé disponer de un comité de redacción que permita la evaluación de los
textos, con la intención de garantizar la coherencia y la consistencia con los
principios fundamentales del informativo.
En AGORA
habrá un lugar para los dibujos animados – Cómics –, las Reflexiones Culturales y Educativas, la información
de la seguridad social de los profesores
y los aspectos gremiales y de Gobierno escolar de la institución.
AGORA un espacio de Reflexión e
intercambio para los DOCENTES.
BIENVENIDOS
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