Los estándares básicos de competencias, objeto de esta publicación, son una de esas
herramientas en la cual viene trabajando el Ministerio desde 2002 a través de una movilización
nacional con el apoyo decidido de las facultades de Educación
del país a través de Ascofade, de maestros adscritos a instituciones
de educación básica y media, asociaciones académicas y científicas, y
secretarías de educación.
Su formulación, validación y socialización se han constituido en un trabajo
exigente y riguroso que consulta el saber pedagógico, la práctica
escolar, la innovación e investigación educativa y pedagógica, el análisis
cuidadoso y crítico de lo que reporta la evaluación, el avance del conocimiento
disciplinar y su didáctica, la manera como se formularon y
funcionan los estándares en otros países y los referentes con los que
cuenta el sistema educativo nacional en su conjunto , entre ellos los
lineamientos curriculares para las áreas.
La formulación de estándares básicos de competencias, cuyo punto de partida fueron los
lineamientos, se une a esta tarea del Ministerio por establecer unos referentes comunes
que, al precisar los niveles de calidad a los que tienen derecho todos los niños, niñas
y jóvenes de nuestro país –independientemente de la región a la cual pertenezcan–,
orienten la búsqueda de la calidad de la educación por parte de todo el sistema educativo
(Ministerio de Educación, Secretarías, instituciones, actores escolares).
Un estándar es un criterio claro y público que permite juzgar si un
estudiante, una institución o el sistema educativo en su conjunto
cumplen con unas expectativas comunes de calidad; expresa una
situación deseada en cuanto a lo que se espera que todos los estudiantes
aprendan en cada una de las áreas a lo largo de su paso por la
Educación Básica y Media, especificando por grupos de grados (1 a 3,
4 a 5, 6 a 7, 8 a 9, y 10 a 11) el nivel de calidad que se aspira alcanzar.
En este orden de ideas, los estándares básicos de competencias se
constituyen en una guía para:
el diseño del currículo, el plan de estudios, los proyectos escolares e incluso el
trabajo de enseñanza en el aula;
• la producción de los textos escolares, materiales y demás apoyos educativos, así
como la toma de decisión por parte de instituciones y docentes respecto a cuáles
utilizar;
• el diseño de las prácticas evaluativas adelantadas dentro de la institución;
• la formulación de programas y proyectos, tanto de la formación inicial del profesorado,
como de la cualificación de docentes en ejercicio.
Igualmente, los estándares se constituyen en unos criterios comunes para las evaluaciones
externas. Los resultados de estas, a su vez, posibilitan monitorear los avances
en el tiempo y diseñar estrategias focalizadas de mejoramiento acordes con las necesidades
de las regiones e, incluso, de las instituciones educativas.
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